La razón principal es que el entrenador tiene que “trabajar más”. Es decir, al principio de individualización en el acondicionamiento físico, se opondría un empírico “principio de mínimo esfuerzo” por parte del responsable del entrenamiento. En otras ocasiones, las exigencias de tiempo
· Sin embargo, hay casos en los que el responsable del programa de entrenamiento es una persona profesional y dedicada y sigue sin aplicarse el principio de individualización. Los principios del entrenamiento son puntos de partida, y son las ciencias aplicadas al deporte las encargadas de profundizar en estos principios y establecer matices. De hecho, el diseño que más puede permitir profundizar en el principio de individualización es el de “caso único”, ya que esta metodología es en sí la aplicación de este principio. Pero estos diseños no son los más favorecidos por las políticas públicas y privadas de investigación.
· En ocasiones, cuando el responsable de las cargas es un profesional acreditado, la individualización llega hasta donde alcanzan sus posibilidades materiales o de tiempo, así es habitual el caso de preparadores que pueden individualizar dentro de un equipo deportivo las cargas de un tercio de los jugadores, el otro tercio puede establecer grupos homogéneos, y el tercio final se ve “condenado” a recibir una carga genérica y no matizada a sus características. Por tanto, el principio de individualización depende, en ocasiones de criterios económicos y de gestión. Y los grupos son fácilmente establecidos por puestos de juego en deportes de equipo (porteros, delanteros...) o individuales (sprint o escalador en ciclismo....)
· Establecer una carga individualizada y adecuada no solo depende de la profesionalidad del responsable, también depende del estado de conocimiento de ciencias como la fisiología del esfuerzo, la genética, la nutrición, la biomecánica, el establecimiento de nuevos materiales... Los principios pueden no cambiar, o cambiar poco, pero sí la aplicación de estos. Individualizaciones que pueden llevarse a cabo en el año 2010, después de establecer el alelo al que pertenece un nadador, no eran posibles en el año 2000, en el que se desconocían gran parte de la influencia genética en determinados rendimientos en el esfuerzo, por ejemplo, aeróbicos.
· De los 10 principios enumerados clásicamente (unidad funcional, multilateralidad, continuidad, crecimiento progresivo del esfuerzo, sobrecarga, transferencia, estimulación voluntaria, especifidad, individualización, eficiencia) los dos últimos son quizás transversales a los ocho primeros, la aplicación de cualquier principio del entrenamiento implica que sea realizado de manera individualizada y eficaz. Por tanto, entendemos que este es un principio muy difícil de aplicar, pero quizás es el más importante, de nada sirve aplicar el crecimiento progresivo del esfuerzo o la especifidad de cargas si no se hace de manera individualizada.
· Si analizamos los factores de los que depende la individualización de cargas observamos que las ciencias aplicadas al deporte no han obtenido aun respuestas satisfactorias o adecuadamente matizadas para una adecuada individualización de las cargas, por lo que debemos seguir moviéndonos en cierto “empirismo”.
· Así, por ejemplo, los factores genéticos cada vez son más conocidos, pero solo conocemos el efecto de determinados alelos en determinadas capacidades, e individualizar en función de los factores genéticos todavía contiene en el año 2010 un componente futurista de “ciencia-ficción”.
· Respecto a la tolerancia individual a las cargas, se necesitan en ocasión años para conocer la verdadera respuesta del deportista, y solo la especialización y el enfrentamiento a los mismos retos permite establecer la carga adecuada, es casi mejor hablar de disminuir el margen de error en lugar de hablar de la carga precisa, la individualización no debería darnos un punto concreto sino un espectro más o menos amplio.
· Las edades cronológica y biológica quizás sean los dos factores más aplicados desde los años 70. De hecho, suele comentarse que “los ciclistas no cumplen años, cumplen kilómetros”, le exposición del organismo a una carga sistemática o a la ausencia de esta puede producir un a aceleración en los procesos de envejecimiento. De hecho, en deportes como el rugby o el balonmano, se suelen realizar grupos (paso previo a la individualización) iniciales con distintas cargas por la edad cronológica, pero en otras ocasiones es la edad biológica la que establece los grupos, determinada de manera aproximada por la adaptación orgánica al trabajo de musculación, por ejemplo.
· Las recuperaciones al entrenamiento y competición son comprobadas en ocasiones de forma metódica, mediante analíticas sanguíneas o tests de estado de ánimo, combinadas con el “ojo” del entrenador. De hecho, en deportes como el atletismo de fondo, es la capacidad de recuperación a las cargas de entrenamiento lo que en ocasiones es tomado como un criterio de selección de talentos. Y en deportes profesionales, como fútbol, baloncesto y balonmano, la inversión (individualizada) en determinados jugadores está altamente influida por la capacidad de recuperación a estas cargas, expresadas también en el número de entrenamientos o competencias no realizadas por lesión. Es decir, la carga necesaria para obtener un alto rendimiento, a unos deportistas les causa lesiones, y otros no.
· La adaptación al ambiente. Es bien sabido que hay ciclistas que rinden mejor en lluvia, otros mejor en frío, otros en calor... aunque la adaptación al ambiente tiene un pequeño margen de mejora, no debemos olvidar que partimos ventajas e inconvenientes según qué deportista. Quizás sea en este factor donde menos se haya profundizado de manera metódica y nos sometamos más al proceso ensayo-error.
· El estilo de vida. Altamente modificable desde el punto de vista teórico, pero muy difícil de realizar si atendemos a las encuestas sobre hábitos de vida, poco modificables después de los 11 años de edad. Jugadores de deportes profesionales, con un talento inmenso, no han llegado a obtener una carrera satisfactoria, acortándola, por hábitos relacionados con el sueño o la alimentación.
¿Qué medidas adoptaría?
· Para poder individualizar la carga, es necesario conocer las características individuales de la persona. Así, partiendo de un modelo general de respuesta a las cargas y recuperaciones, podemos establecer matices a cada deportista. Pero sin embargo, ni siquiera ese modelo general está adecuadamente construido, existen escasos intentos de modelización precisa del rendimiento deportivo, como los intento de Banister, el metamodelo matemático alemán PerPot (Performance-Potential) de Perl o modelos menos contrastados como el propuesto por Verkhosanski o los tiempos de recuperación de cargas de Soldatov. Estamos apuntando que los modelos generales no están contrastados ni se ha impuesto uno sobre los otros como paradigma. Frente a esto, se encuentran líneas de investigación más matizadas, como la de la respuesta del músculo a determinados esfuerzos, representada por investigadores como Häkkinen y Kraemer. Y es muy difícil realizar una individualización adecuadamente precisa si no partimos de un modelo general contrastado para afinarlo individualmente.
· Por tanto podemos establecer que existe un “eslabón perdido” o paso intermedio que no suele aparecer en los principios de entrenamiento, pero que sí aplican algunos profesionales de la Educación Física y el Deporte: el establecimiento de grupos homogéneos de respuesta a las cargas. Es decir, entre la generalización de cargas sin matices y la individualización precisa, existe un paso intermedio: el establecimiento de grupos con individuos que expresan respuestas más o menos similares al esfuerzo. De hecho, se puede interpretar que la profundización realizada por las investigaciones de científicos como Häkkinen o Kraemer han abierto camino al establecimiento de grupo, acercándose a una posterior individualización, mediante distintas muestras: diferencia entre hombres y mujeres en la respuesta el ejercicio, entre estudiantes fineses y americanos, entre sujetos con un determinado alelo u otro...
· Sin embargo, la realidad muestra a veces de manera tozuda la exigencia e importancia del principio de individualización. Tendencias de actualidad, como la aparición del “Entrenador Personal” dan a entender que es el propio deportista o persona interesada en mejorar su prestación física y/o calidad de vida la que exige este principio de individualización.
· En ligas profesionales, como la NBA, la medida que se adopta es permitir al deportista disponer de un preparador personal y exclusivo, una vez más, se observa que la aplicación del principio de individualización depende de criterios económicos.
· Una medida que podría adoptarse sería establecer protocolos concretos y heurísticos de individualización de cargas concretas. Tenemos ejemplos propuestos por Badillo y Ribas para el trabajo de fuerza muscular, en función de tests del protocolo propuesto por Bosco.
· Y, más allá del desarrollo que tenga la ciencia en un determinado momento, y de las condiciones económicas que permitan al acceso a estos avances, es el esfuerzo, la dedicación, la observación, la intelegencia emocional del preparador o entrenador la que va a permitir una óptima aplicación del principio de individualización en el acondicionamiento físico.
NOTA FINAL. Son interesantes las ideas que apuntaron los siguientes autores:
· Willmore & Costill (2004). Cada persona debe ser reconocida y tratada como única.
· Hohmann, Lames y Letzeier (2005). Los ajustes de entrenamiento no tienen el sentido de una máquina trivial, sino de una “no trivial” por automodificación de cada organismo. El modelo de la individualización no debe ser cibernético, sino sinérgico, aunque hoy día no está ajustado.
· Bibliografía
· González, JJ.; Ribas, J. (2002) Programación del entrenamiento de fuerza. Barcelona. Editorial Inde.
· Hellard, P. (2006) Asessing the limitations of the Banister model in monitoring traininf. Journal of Sports Sciences. 24(5): 509-520.
· Hohmann, A.; Lames, M.; Letzeier, M. (2005) Introducción a la ciencia del entrenamiento. Barcelona. Editorial Paidotribo.
· Kraemer, W. J.; Häkkinen, K. (2002) Strength training for sport. Blackwell.
· Perl, J. (2001) Per-Pot: A metamodel for simulation of load performance interaction. European Journal of Sport Science. Volume 1, Issue 2, pages 1-13.
· Sanchís Ramírez, José P. (2010) Criterios generales sobre el acondicionamiento físico. Materiales del Máster Oficial de Actividad Física y Salud. Universidad Internacional de Andalucía.
· Willmore, J. H.; Costill D. L. (2004) Fisiología del esfuerzo y del deporte. Barcelona. Editorial Paidotribo.