Es habitual presentar a final de temporada una memoria por parte de monitores y entrenadores en la cuales se resume y compila la actividad del año.
Incluso en ocasiones se presentan informes trimestrales.
Un intento más funcional es aquel que establece "señales de alarma" o de buen funcionamiento. Que no haya que esperar a presentar resultados trimestral o anualmente para certificar ciertos aspectos. Y eso, cuando esa memoria se lee.
En primer lugar, es necesario dar funcionalidad a esas memorias. Cuántas veces duermen junto a metrial burocrático y administrativo las fichas informativas de los jugadores infantiles de la temporada previa mientras el nuevo entrenador pregunta aquí y allí sin saber ni siquiera que dispone de esa información.
Las bases de datos y hojas de cálculo permiten notificar en tiempo real, por ejemplo...
- Que en una semana concreta hay jugadores de 4 equipos distintos que han tenido molestias en rodilla
- Que tal equipo ha aumentado su número de tarjetas por partido desde hace un mes
Esa es la memoria pragmática. Una memoria de uso para el funcionamiento de una escuela de fútbol o balonmano, no una memoria burocrática para caer en el olvido.